Titulares holandeses sobre el voto electrónico.
Desde hace un par de años, un sistema de voto electrónico, también conocido como Boleta Única Electrónica se usa para elecciones a nivel provincial en Salta, Argentina.
Dí una nota en el diario La Gaceta de Salta en la que explico los principios básicos de un sistema de votos (no necesariamente electrónico) y cómo el sistema de boleta única electrónica deja mucho de desear en la privacidad del voto y la verificación del resultado.
No hay que confiarse, especialmente en una elección
Mi argumento es simple: no podemos dejar en manos de unas máquinas programables la impresión del voto y el conteo del resultado de una mesa.
El principio básico para tal desconfianza es también simple: a los fiscales de cada mesa les tienen que constar que los principios básicos de una elección no se estén violando.
Un fiscal tiene que poder demonstrarle a cualquier ciudadano que su voto fue secreto. Con el sistema electrónico, el fiscal está simplemente confiando que la máquina no almacenó ningún resultado. En otras palabras, ha delegado su obligación de fiscalizar la privacidad del voto a un tercero.
Lo mismo vale para el escrutinio: el fiscal tiene que ver que el conteo se realizó adecuadamente. No es suficiente que una persona pase las boletas por un escáner NFC para facilitar el conteo hecho por la máquina.
MSA: “Nosotros somos buenos”
La respuesta de MSA, la empresa proveedora de las máquinas, no esperó en responder estas críticas. Ellos no solo insisten en la “inviolabilidad” de su sistema sino que ponen afirmaciones técnicas que el ciudadano promedio no entiende y que en realidad no agrega nada de transparencia.
Desde MSA aducen que expertos informáticos firmaron digitalmente los programas que corren en las máquinas. Sea lo que sea que esto significa, confíen en mí que una burda cortina de humo.:
Un fiscal de mesa tendría que verificar la firma digital cuando habilita una máquina. Incluso si lo supiera hacer, el fiscal tiene que confiar que la gente que hizo tal firma digital para los programas que tienen que funcionar sin desviaciones en su funcionalidad. Otra vez, está delegando su rol de controlador a un tercero.
Además, ese fiscal tiene que entender de qué estamos hablando aquí. El lector promedio de este artículo seguramente no entiende nada. Si bien no vivo en Salta por 10 años, dudo que todos los fiscales de mesa sean expertos en criptografía para entender las implicaciones de las firmas digitales y todo el resto del bla bla bla.
Mi crítica a los expertos informáticos: ellos firmaron digitalmente unos ejecutables cuyo código fuente es cerrado. Han asumido que la funcionalidad es correcta. Esto no dice absolutamente nada sobre lo que el programa hace. Si la computadora está programada para hacer algo irregular, ni lo van a poder verificar. De hecho, si estos expertos fueran los fiscales de mesa, estaríamos en la mismas que el fiscal no muy experto: están confiando en un tercero (la empresa MSA) la especificación de un programa.
Además, ¿por qué tenemos que creer que la gente de MSA y el tribunal electoral son de confiar? Toda la poca confianza que uno pueda tener en ellos desaparece desde el momento en que tienen una relación comercial. El Tribunal Electoral (o el organismo estatal correspondiente) le paga a MSA por estas máquinas.
¿Hubo fraude? Solo ellos lo saben
Ojo que en ningún momento estoy afirmando que hubo fraude o que las máquinas hacen cosas que no debieran. A lo mejor hacen justamente lo que dicen y todo es transparente en realidad. El problema que trato de resaltar aquí es que hay lugar a una potencial violación de los principios de una votación.
No habrá pasado ahora, pero podría pasar en el futuro cuando, por ejemplo, las aguas se hayan calmado y todo el mundo asuma que todo está bien. Esto como ciudadanos comunes y silvestres o bien expertos nunca lo vamos a poder saber.
Con la democracia no se jode
Los argumentos dados arriba son los que países europeos usaron para prohibir los sistemas de voto electrónicos. Todavía se usa una boleta de papel, un lápiz, un sobre, una urna y se cuentan los votos a nadie. Todo esto porque no quieren confiar la democracia a nadie: ¡no confiamos en las máquinas de voto!
Una adición: un poco de probabilidades
Por ley, el Tribunal Electoral hace un conteo manual de cerca del 5% del total de las mesas elegidas al azar. El objetivo es dar confianza que el escrutinio es correcto. Haciendo las cuentas para calcular la probabilidad de detectar mesas en las que se hizo trampa obtenemos el siguiente gráfico:
Como se puede ver, a medida que el número de mesas con trampa se incrementa, la probabilidad de detectar una mesa con problemas se acerca rápidamente a 1. En caso de detectar una irregularidad, todas las mesas deben escrutarse manualmente, asumiendo que no se adulteró el contenido de las urnas.
Aún así, queda lugar a trampa, sobre todo cuando en el escrutinio de la mesa el día de la elección, los fiscales miran a alguien escanear las boletas sin mayor atención. Por ello, es muy importante la labor de los fiscales el día de la elección.